Qué ver CERCA DE PARÍS, a menos de una hora de distancia

Seguro que París es una ciudad que te apasiona, pero cuando conozcas los increíbles sitios que ver cerca de París, te vas a quedar de piedra.

La ciudad de París tiene por sí sola motivos suficientes para justificar una visita de varios días: puedes recorrer sus calles, avenidas y paseos; perderte en sus zonas bohemias, como Montmartre; disfrutar de sus impresionantes monumentos; ver multitud de museos interesantes de París; o incluso disfrutar de la magia de París en Navidad. Pero si sólo te centras en sus destinos exclusivamente urbanos, te perderás multitud de lugares únicos que ver cerca de París.

Por eso, es muy recomendable que cuando visites la Ciudad de la Luz, reserves algunos días para poder realizar algunas de estas excursiones desde París y, así conocer el rico y variado patrimonio que la rodea pues, en muchas ocasiones, supera con creces lo que verás en el propio París.

Si estás buscando ideas de escapadas desde París, aquí tienes una selección de lugares que se encuentran todos a menos de una hora de París, por lo que desplazarte hasta ellos es sencillo y no supone un excesivo esfuerzo.

Y, si vas a planificar una visita a París, no te pierdas nuestros mejores consejos para disfrutar de la Ciudad de la Luz:

10 Consejos para viajar a París, que necesitas conocer

Mapa de los mejores lugares que ver cerca de París

Los sitios más destacados que ver cerca de París

Aquí tienes nuestra selección de las mejores escapadas desde París. Son monumentos, palacios, castillos, pueblos, jardines y ciudades, distribuidos por los alrededores de París, que también merecen una visita y dedicarles su tiempo, pues seguro que no te decepcionarán.

Palacio de Versalles (Domaine de Versailles)

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Reconocido como Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1979, el Palacio de Versalles es uno de los destinos imprescindibles que tienes que ver en los alrededores de París, pues es un lugar único en el mundo por su impresionante conjunto de palacios y jardines.

El proyecto de Versalles fue una iniciativa de Luis XIV el Rey Sol, quien lo desarrolló en tres fases sucesivas desde 1661 hasta 1692. Este majestuoso lugar comenzó como un humilde pabellón de caza de Luis XIII, que fue transformado por Luis XIV con idea de convertirlo en un refugio sereno y distinguido, alejado de París, pero no tanto como para no seguir controlando los grupos de poder que seguían residiendo en la ciudad del Sena.

Dentro de la opulencia y el lujo que te asombrarán en cada uno de sus rincones, sobresalen la Galería de los Espejos, una auténtica maravilla que no tiene igual en el mundo, así como los Aposentos del Rey y de la Reina.

Tampoco debes perderte sus maravillosos jardines, el palacete Gran Trianon y la Granja de la Reina, el lugar más bucólico de todo Versalles.

El Dominio de Versalles es inmenso y, para que puedas organizarte y no te pierdas nada, te recomiendo que le eches un vistazo a este artículo en el que te lo contamos todo al detalle.

El Palacio de Versalles: Guía, horarios, entradas, consejos y cómo llegar

Si vas con prisa o te gusta dejarte guiar, una buena opción para conocer Versalles es recorrerlo a través de una visita guiada.

Y, si viajas en temporada alta, cosa que muchas veces es lo más probable, te daré un buen consejo: compra las entradas con antelación, pues así evitarás llevarte la sorpresa de que cuando llegues ya no haya entradas para ese día y hayas hecho el desplazamiento en balde.

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Palacio de Saint-Germain-en-Laye (Château de Saint-Germain-en-Laye)

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A sólo media hora de París, en uno de los extremos del Bosque Nacional de Saint-Germain, encontrarás el palacio conocido como Château Vieux de Saint-Germain-en-Laye.

Este edificio histórico, cuyos orígenes se remontan a 1124, fue mandado construir por rey Luis VI. Posteriormente, en 1238, el rey San Luis IX añadió la Sainte-Chapelle, una capilla de estilo gótico que te llamará la atención y que, hoy en día, representa el único vestigio que podrás ver de la estructura original.

El palacio ganó en importancia a partir de 1514, durante el reinado de Francisco I, quien mandó reformarlo para adaptarlo al estilo renacentista de la época, convirtiéndose desde entonces en la residencia de los reyes de Francia.

Aquí nació y vivió el rey Luis XIV, hasta que en 1682 decidió trasladarse a Versalles. A partir de entonces dejó de ser el lugar de residencia habitual de los reyes de Francia y su importancia cayó en declive.

Cuando visites este precioso lugar, verás que en su interior se aloja el Museo Arqueológico Nacional, un lugar ideal en el que podrás descubrir el pasado de Francia y conocer un poco de su rica historia.

Palacio de Chantilly (Château et Domaine de Chantilly)

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Ubicado en la ciudad homónima, a una hora al norte de París, el Palacio de Chantilly está considerado como uno de los palacios más hermosos de Francia, por lo que es un destino imprescindible que tienes que ver en los alrededores de París.

Rodeado por un extenso bosque, el Palacio de Chantilly es una muestra más de la antigua afición de la nobleza por la caza, factor que a menudo influía decisivamente en la elección de la ubicación de estas magníficas edificaciones. Aunque su nombre seguro que te suena por la famosa crema que lleva su nombre, que fue inventada aquí.

El Palacio se compone de dos estructuras principales: el Petit Château y el Grand Château.

• El Petit Château fue mandado edificar en 1560 por orden de Anne de Montmorency, condestable y amigo íntimo del rey Francisco I.
• Por su parte, el Grand Château que verás hoy día, es una reconstrucción del siglo XIX, que reemplazó al castillo de 1670 construido por el Príncipe Luis II de Condé.

Es uno de los palacios que más recuerdan, por su aspecto, a los famosos Castillos del Loira, los que sin duda, también te aconsejo que visites en algún momento. Aquí te dejo una selección de los mejores:

Los 15 mejores castillos del Loira: una ruta de cuento

El Palacio de Chantilly suele tener también una gran afluencia de turistas, por lo que si no quieres quedarte sin tus entradas, puedes reservarlas anticipadamente desde aquí.

Palacio de Fontainebleau (Château de Fontainebleau)

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A apenas una hora en coche al sur de París, el Palacio de Fontainebleau es una auténtica joya del Renacimiento, construida entre 1522 y 1540 por el todopoderoso rey Francisco I, un verdadero mecenas de las artes, al que Francia le debe algunos de sus mejores palacios.

Este impresionante edificio fue distinguido en 1981 con la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, lo que te dará una idea de por qué lo incluimos en esta selección de los mejores lugares que ver cerca de París.

Por si el palacio en sí no fuera poco, resulta que, además, está rodeado por un extenso bosque que servía como zona predilecta de caza para los monarcas franceses. De hecho, ya en el siglo XII, Luis VII utilizaba habitualmente un palacio anterior a éste y ubicado en el mismo sitio, como residencia temporal mientras se dedicaba a cazar.

Además de visitar el palacio, puedes hacer también senderismo por el bosque de Fontainebleau, pues es uno de los más grandes y mejor conservados que quedan todavía, de los interminables bosques que en tiempos pasados rodearon París.

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Palacio de Vaux-le-Vicomte (Château de Vaux-le-Vicomte)

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Antes de que Luis XIV iniciara su ambicioso proyecto de erigir el Palacio de Versalles, su administrador financiero, Nicolás Fouquet, le tomó la delantera. Entre 1658 y 1661, este importante personaje de la corte se embarcó en la construcción de este excepcional palacio de estilo barroco, para lo cual reclutó a los artistas más destacados que había en Francia por aquel entonces.

La belleza y armonía del espectacular conjunto arquitectónico del Palacio de Vaux-le-Vicomte despertaron tal admiración en Luis XIV, que se inspiró en él para diseñar su futuro Palacio de Versalles. Eso sí, todo ello después de que Fouquet fuera destituido por semejante muestra de ostentación, y de que los artistas que trabajaban en su palacio fueran trasladados a Versalles para contribuir en la construcción del mismo.

Ubicado cerca de Melun, al sureste de París, el palacio está a poco más de una hora en coche de la capital francesa.

Hoy en día, este palacio está reconocido como un Monumento Histórico de Francia y, aunque es de propiedad privada -como muchos de los châteaux y palacios franceses-, dispone de un régimen de visitas para el público, por lo que es una de las atracciones turísticas cerca de París que no deberías perderte.

Si no dispones de vehículo propio, tienes a tu disposición una excursión que te lleva a visitar los Palacios de Fontainebleau y Vaux-le-Vicomte desde París.

Castillo de Pierrefonds (Château de Pierrefonds)

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Posiblemente este sea el destino más alejado de París que te proponemos, aunque no por ello menos espectacular. Situado al nordeste de París, Pierrefonds es un encantador pueblo que alberga un castillo digno de las leyendas del Rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda.

Este castillo, cuyos orígenes se remontan al siglo XII, sufrió importantes cambios entre finales del siglo XIV y principios del XV. Sin embargo, su historia tomó un giro dramático en 1617 cuando, estando bajo el control de los enemigos del rey Luis XIII, fue asediado y parcialmente demolido por Richelieu.

A pesar de la saña que pusieron en destruirlo, su demolición nunca se completó debido a la complejidad de la tarea, por lo que el castillo siguió existiendo, pero en ruinas.

No fue hasta 1850 que Napoleón III, impresionado por la belleza romántica de sus ruinas, decidió que debía ser restaurado. La monumental tarea fue encomendada al genial arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, un arquitecto francés reconocido por sus intervenciones audaces y, a veces poco convencionales, como la restauración de la ciudad medieval de Carcasona o la construcción de la aguja de la Catedral de Notre-Dame de París, destruida durante el incendio del 15 de abril de 2019.

Puedes reservar aquí tu entrada al Castillo de Pierrefonds.

Palacio de Malmaison (Château de Malmaison)

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El Palacio de Malmaison, ubicado en la zona oeste de París, pero dentro de su extensa área metropolitana, es un lujoso palacio que tuvo un papel destacado en la historia moderna de Francia.

Esta suntuosa mansión, podría haber sido una más entre las muchas existentes en Francia, pero adquirió una importancia especial en 1799, cuando Josephine de Beauharnais, esposa de Napoleón Bonaparte, decidió comprarla.

Josephine aprovechó la ausencia de Napoleón, quien estaba ocupado en sus eternas Guerras Napoleónicas, para adquirir el palacio. Como no disponía de fondos suficientes para la compra y la restauración correspondiente, empleó el dinero que suponía que Napoleón traería de su campaña por Egipto. Como te puedes imaginar, a Napoleón no le agradó descubrir que su esposa había gastado todo su dinero en esta propiedad, aunque con el tiempo, el palacio se convirtió en un hogar feliz para ambos.

Después de su divorcio, Josefina retuvo la propiedad del palacio, además de recibir una generosa pensión anual de 5 millones de francos.

Hoy en día, el Palacio de Malmaison acoge el Museo Nacional Napoleónico.

Jardines de Claude Monet, en Giverny

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Situada en la pintoresca región de Normandía, la localidad de Giverny atrapó el corazón del pintor Claude Monet durante un viaje en tren que hizo por la región, llevándolo primero a alquilar y, más tarde, adquirir la casa y jardines que ahora visitas.

Una vez convertido en su propietario, Monet se puso manos a la obra en la creación del jardín conocido como Clos Normand, en el que más de un visitante ha tenido la sensación de encontrarse dentro de uno de sus famosos cuadros impresionistas.

Durante la visita a esta casa histórica, podrás ver que sus dependencias han sido cuidadosamente restauradas para reflejar fielmente cómo era su apariencia cuando Monet vivía aquí. A mucha gente le llaman la atención los colores llamativos y vibrantes de las habitaciones, que fueron elegidos por el propio artista, para que armonizaran con los tonos de su paleta de pintura.

La primavera es, sin duda, el mejor momento para visitar tanto la casa como los jardines. Durante esta estación, podrás admirar en su esplendor el famoso puente japonés, los estanques de nenúfares, así como los sauces llorones que inspiraron algunas de las obras más icónicas del genial Monet.

Excursión desde París a la Casa de Monet en Giverny

Palacio de Maintenon (Château de Maintenon)

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A menos de una hora al sudoeste de París, en la localidad del mismo nombre, encontrarás el impresionante Palacio de Maintenon, considerado Monumento Histórico de Francia desde 1944.

Por su estilo y características, hay entendidos que consideran este palacio como perteneciente al grupo de los Castillos del Loira, a pesar de estar situado a más de 100 kilómetros de dicho río.

El Palacio de Maintenon te asombrará por su impresionante arquitectura renacentista, acompañado todo ello, como es habitual en los palacios franceses, por unos espléndidos jardines.

Originalmente, este sitio albergaba una fortaleza medieval, que fue reemplazada en 1505 por el palacio actual. Tras pasar por diferentes manos que lo han ido modificando y reformando al gusto de cada época, finalmente ha llegado a nosotros con su apariencia actual.

Una característica distintiva y única de este palacio, que es además otro aliciente para visitarlo, es que, entre sus elementos arquitectónicos, se incluyen las ruinas del Acueducto de Luis XIV, reconocido también como Monumento Histórico de Francia desde 1875.

Palacio de Maisons-Laffitte (Château de Maisons-Laffitte)

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Aunque todo el mundo considera el Palacio de Maisons-Laffitte como un palacio, en realidad es una “simple” casa de recreo mandada construir en 1633 por René de Longueil, alto magistrado del Parlamento de París.

Que no te parezca por ese dato que se trata de un palacio sin importancia, pues en él han residido temporalmente personajes tan ilustres como el rey Luis XIV o el filósofo Voltaire, habiendo sido declarado Monumento Histórico de Francia en 1914.

Situada cerca de París, al noroeste de la ciudad, esta lujosa mansión está además rodeada de una inmensa finca arbolada con abundante caza, lo que hizo que el conde de Artois, hermano de Luis XVI y futuro rey Carlos X, se encaprichase de ella y la adquiriese en 1777.

Finalmente, el palacio pasó a ser propiedad del banquero Jacques Laffitte, quien emprendió obras de reformas tan importantes, que en su honor, la ciudad de Maisons-sur-Seine pasó a llamarse Maisons-Laffitte.

Para tu comodidad, puedes comprar con antelación las entradas al Palacio de Maisons-Laffitte.

Castillo de Montecristo (Château de Monte-Cristo)

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Seguro que el nombre de este château te está haciendo sospechar que algo tiene que ver con El Conde de Montecristo. Y estás en lo cierto, porque este increíble Castillo de Montecristo fue mandado construir por Alejandro Dumas, el autor de las mejores novelas de aventuras de su época, como son Los Tres Mosqueteros o la propia El Conde de Montecristo.

Fue en 1844 cuando Dumas contrató a uno de los mejores arquitectos de la época, pidiéndole que no reparase en gastos y diseñase “… un parque inglés en medio del cual quiero una casa renacentista. Para mi estudio, un pabellón gótico rodeado de agua y cascadas«.

Tal fue la calidad de lo construido que, tras conocerlo, el escritor Honoré de Balzac lo calificó como «una de las locuras más deliciosas que jamás se hayan hecho«.

El conjunto palaciego lo componen dos edificios. Por un lado, el propio Castillo de Montecristo, de estilo renacentista, que hacía las veces de residencia y contaba con amplios salones y un magnífico salón moruno. Y por otro, el pabellón llamado Château d’If, de estilo neogótico, en el que Dumas se recluía para escribir sus novelas.

Por desgracia para Dumas, se arruinó al poco tiempo de construirlo, por lo que tuvo que malvenderlo en 1849 por un precio irrisorio, para así poder pagar sus deudas.

Este increíble lugar, que acabó abandonado y estuvo a punto de desaparecer, fue salvado en 1970 por la Société des Amis d’Alexandre Dumas. En la actualidad, está catalogado como Monumento Histórico de Francia.

Auvers-sur-Oise

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Con apenas desplazarte media hora desde París, llegarás a la localidad de Auvers-sur-Oise, otro de los lugares para visitar cerca de París.

Es un lugar que les suena a los grandes amantes de la pintura porque, en tiempos, se convirtió en lugar de residencia de un selecto grupo de pintores impresionistas como Van Gogh, Cézanne, Daubigny, Guillaumin o Pisarro.

De hecho, Vincent Van Gogh vivió aquí sus últimos meses de vida, pintó sus últimos cuadros, y aquí está enterrado junto a su hermano Théodore Van Gogh, en una humilde tumba que es lugar de peregrinaje de los amantes de su obra artística.

Cuando pasees por el pueblo, podrás ver el Hostal Ravoux, que es el lugar donde vivió y murió Van Gogh. Fue declarado Monumento Histórico de Francia, pues se conserva con todos sus elementos originales desde entonces.

También podrás ver la estatua de Van Gogh y la iglesia gótica de Notre-Dame, plasmada en uno de los cuadros de Van Gogh que se exponen en el Museo de Orsay de París.

Y no dejes de visitar el Château de Auvers-sur-Oise, declarado también Monumento Histórico de Francia. Lo mandó construir en 1633 un banquero italiano llamado Leo Zanobi, con la finalidad de agradar a la reina María de Médicis, esposa de Enrique IV.

Castillo de Vincennes (Château de Vincennes)

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Hasta ahora te he ido descubriendo algunos de los mejores palacios (châteaux) que ver cerca de París, pero también hay un auténtico castillo (château fort), como el Castillo de Vincennes, que merece que le prestes atención.

Este castillo se encuentra dentro de la propia área metropolitana de París, en su parte este, siendo, de hecho, la única fortificación, con foso y murallas incluidas, que podrás ver en las inmediaciones de la capital francesa.

Como en otros ejemplos que te he puesto, este castillo nació de la pasión por la caza de los reyes franceses. Concretamente, fue Luis VII quien ordenó erigirlo en 1150, en medio de los amplios bosques llenos de ciervos y jabalíes, que por entonces cubrían esta parte de la capital francesa.

La cosa se le fue un poco de las manos, porque en vez de conformarse con un pabellón de caza como el de otros reyes, levantó un castillo que en aquel momento fue el más grande de Europa.

Posteriormente, al castillo le fueron añadiendo estancias palaciegas más lujosas y cómodas, e incluso una impresionante capilla conocida como la Sainte-Chapelle Vincenniense, que es una copia de la hermosísima Sainte-Chapelle de París.

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Palacio de Rambouillet (Château de Rambouillet)

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Aunque el origen del Palacio de Rambouillet se remonta a 1368, momento en el que pasó de convertirse de casa señorial a fortaleza, fue en 1783 cuando se convirtió en lo que es hoy, pues pasó a ser propiedad del rey Luis XVI.

Durante el tiempo que pudieron disfrutarlo su esposa Marie-Antoinette y él mismo, antes de que se produjese la Revolución Francesa, lo fueron transformando y ampliando, dándole su estilo personal. Uno de los edificios más emblemáticos que mandaron levantar fue la Laiterie de la Reine (la Lechería de la Reina), un templo de estilo neoclásico en el que la reina se divertía con el resto de la corte.

En la actualidad, el propietario de este histórico palacio es el Gobierno Francés, siendo una de las sedes oficiales de representación del Presidente de la República Francesa. En anteriores mandatos presidenciales, ha hecho también las funciones de residencia de verano, residencia presidencial y, hasta coto de caza.

Compra aquí las entradas al Palacio de Rambouillet y así te evitarás sorpresas y la cola correspondiente.

Château de Sceaux (Domaine de Sceaux)

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Si quieres descubrir el lugar preferido por los parisinos para relajarse y disfrutar de un día de campo, no te puedes perder el Château de Sceaux, prácticamente pegado a París.

Si ya de por sí el palacio es una maravilla, con los pabellones de Hanovre y l’Aurore, las caballerizas, o la Orangerie, sus jardines son de ensueño.

Sus impresionantes 181 hectáreas de jardines, bosquetes y parterres, fueron diseñados por el célebre arquitecto André Le Nôtre, el mismo que diseñó los jardines de los palacios de Versalles, Vaux-Le-Vicomte y Chantilly, de los cuales ya te he hablado anteriormente.

Y si tienes la suerte de visitar este encantador lugar en primavera, no te pierdas las arboledas del lado norte llenas de cerezos. Todos los árboles florecen a la vez y se produce tal espectáculo floral, que ya han instaurado como parte del programa anual de visitas, la celebración de la fiesta japonesa del Hanami (cerezos en flor).

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